Notas|agosto 2025

Sobre la traducción del color

¿Cómo capturas la sensación de un lugar con una sola pincelada o extraes la esencia de una flor solo con color? Esta temporada, un proceso de exploración silencioso y práctico llevó a nuestro equipo a nuevas formas de pensar sobre la función, la belleza y el potencial expresivo de la impresión.

Con una colección de verano inspirada en los jardines de esculturas (en concreto, el jardín de la artista Barbara Hepworth en su estudio y hogar de St Ives, Cornwall, en el sudoeste de Inglaterra), nuestros nuevos diseños de estampados de temporada se arraigaron en la investigación de opuestos y contrastes: claro y oscuro, redondo y anguloso, natural y artificial.  

 

Nuestra diseñadora Elsa Esser, que quería evocar el jardín sin ser demasiado literal, pintó a mano un estampado rosa brillante, hecho a medida para un vestido de seda. «Terminé condensando la idea de una flor en su color esencial, el fucsia, y luego empecé a pensar en la manera en que el color se integra con la textura subyacente de la tela. Pinté sobre papel de acuarela, papel de arroz y luego sobre seda, y la seda generó una interacción muy interesante con la tinta», recuerda Elsa.  

 

«No queríamos que el diseño estuviera por encima del producto, sino que se integrara en la forma del vestido, por lo que mantuvimos las pinceladas en la impresión para conservar la calidad pictórica de la prenda».

 

Trabajaba con tinta sumi y pinceles grandes, que se suelen usar para preparar un lienzo, experimentando con humedecer primero el material para que el color se filtrara de manera controlada. Al diluir la tinta o ajustar la humedad de la superficie, podía ir creando capas de manera gradual, ajustando la intensidad y creando un efecto más matizado.  

 

El proceso que llevó a la impresión final también generó conversaciones más amplias dentro del equipo sobre el significado de la funcionalidad y su conexión con la atemporalidad y la longevidad. La comodidad, la portabilidad y la durabilidad son esenciales, pero ¿qué hay de la función de la belleza o la función de la artesanía?  

 

Para Elsa Esser, el trabajo a mano no es solo una manera de crear, sino también una forma de pensar. El proceso físico invita al ensayo y error, lo que ofrece una transparencia de la que a menudo carecen los métodos digitales. Además, profundiza la conexión entre la idea y el resultado.  

 

«Muchas veces, la individualidad es lo que nos lleva a conservar una prenda en nuestro armario durante años. El esencialismo y la pura funcionalidad representan una narrativa muy estricta y creo que la idea de la belleza como función aporta algo importante al debate más amplio sobre la sostenibilidad».