La artesanía como patrimonio vivo

A lo largo de la historia, la artesanía textil ha estado profundamente arraigada en la experiencia femenina. En todas las sociedades, las mujeres han creado textiles artesanales para sus hogares y familias, para el intercambio dentro de las comunidades y para el comercio a pequeña escala más allá de su entorno inmediato. El tejido, el punto, el ganchillo y el bordado han marcado desde hace mucho tiempo el ritmo de la vida cotidiana: una práctica transmitida a lo largo del tiempo y reinventada en audaces formas artísticas, que forja tanto la tradición como la identidad.  

Para nuestra colección primavera/verano 2025, un mantel sueco vintage, encontrado en una tienda de segunda mano de Estocolmo especializada en textiles antiguos realizados de manera artesanal, se convirtió en el punto de partida para una pequeña serie de prendas blancas de verano en lino y algodón, adornadas con bordados calados en la misma tonalidad.  

«Esa tienda es un auténtico tesoro», afirma Alina Brane, nuestra jefa de diseño de ropa de mujer. «Nada más entrar, te impresiona de inmediato la belleza y la delicadeza de todas estas piezas, coleccionadas a lo largo de los años. Como mujeres que trabajamos con el diseño textil, formamos parte de este linaje cultural; aunque somos modernas y nuestra vida cotidiana ha cambiado en muchos aspectos, seguimos conectadas a la misma tradición. Al trabajar con telas y formas, las sientes en tus manos: una presencia heredada que también quieres conservar. Se siente como algo muy significativo. Al incorporar algunas de estas técnicas antiguas a nuestro contexto y tomarlas prestadas de una expresión del pasado, podemos rendir homenaje al conocimiento cultural que hemos tenido la fortuna de heredar».

La presencia de la artesanía y de lo artesanal ha experimentado un fuerte resurgimiento en la moda y el diseño en los últimos años. Un anhelo de lentitud y autenticidad, quizá un contrapunto a los procesos rápidos y los estilos de vida digitales, da como resultado productos elaborados con intención y cuidado. Este cambio también ha dado lugar a una convergencia cada vez más inspiradora entre el arte textil, la moda y el diseño de interiores.  

«Para esta serie, quisimos conservar al máximo la esencia original», continúa Alina. «En varias prendas, trabajamos con la forma rectangular de la tela. Mantuvimos los bordes intactos y les dimos forma en lugar de cortarlos. Se aprecia claramente en el vestido y el top: extendidos, son simplemente grandes rectángulos, pero al inclinarlos, añadirles botones y tirantes, logramos conservar gran parte de la estructura original. Aunque las telas de nuestras prendas no están tan lavadas ni desgastadas como las que encontramos en la tienda vintage, creo que aún se puede percibir el espíritu de la pieza original».